PARTE III de El Céfiro
Un niño juega en la costa.
Amasa la arena para hacer
una gruta, que siempre
se llena, que siempre
se inunda.
A cada oleaje se llena,
pero sigue excavando.
Una sorpresa se encuentra,
la toma en su mano.
Continúa...
Una flor dorada y violeta
conservada desde hace mucho tiempo
cuidada entre las dunas de arena.
Mantiene toda su pureza,
perpetuada por las eras, se mantiene
oculta al paso del tiempo
oculta al marchitar.
El océano refleja el sol.
La flor mantiene su tacto.
La flor aflora otra vez.
Un dibujado arcoiris
en la bóveda aparece pintado,
Y el niño se pregunta, asombrado,
cuánto tiempo habrá perdurado...
El rumor del viento le decía
Oh sí,
cuántas vidas te entregaría,
todo como el primer día.
Cuánto y tan poco tiempo para los dos.
Y ves esa luz al final del tunel,
me llama, danzante, a que me
aproxime, me llama, danzante,
como un imán para atraparme.
Y yo no quiero sino quedarme,
ver otra vez contigo los mares,
recibir el viento en la cara,
ver otra vez ondear tu azabache.
Todos los ríos vuelven al mar.
Dorado tiñe el mar.
Morado se combina.
Como la paleta de un pintor
para dibujar sonrisas.
Al niño los padres le llaman.
Se levantó y se llevó la flor,
pero, con las prisas, la pala se dejó.
La pala en la arena espera,
sólo espera.
Carlos Moreno
© Todos los derechos reservados
Impresionante.Las tres partes. No hay palabras. Te felicito.
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