Siempre podemos irnos a donde queramos
-Buenos días
Ella ya había
llegado. Estaba en el parque desde ya hacía tiempo por la impaciencia del no
llegar a la hora prevista. Se sentó conmigo y empezamos a perdernos en la
inmensidad del cristalino lago que teníamos en vanguardia. Ese día fue
inolvidable. Sí, hablamos de muchas cosas pero compañero, conectamos de una
manera de la que solo pueden entenderse dos personas que aprecian la vida. En
un momento me dijo “Dame la mano” y me dedicó una sonrisa a la cual respondí
idénticamente entendiendo lo que quería decir.
Continúa...