jueves, 6 de junio de 2013


Siempre podemos irnos a donde queramos



-Buenos días

Ella ya había llegado. Estaba en el parque desde ya hacía tiempo por la impaciencia del no llegar a la hora prevista. Se sentó conmigo y empezamos a perdernos en la inmensidad del cristalino lago que teníamos en vanguardia. Ese día fue inolvidable. Sí, hablamos de muchas cosas pero compañero, conectamos de una manera de la que solo pueden entenderse dos personas que aprecian la vida. En un momento me dijo “Dame la mano” y me dedicó una sonrisa a la cual respondí idénticamente entendiendo lo que quería decir.

Continúa...