viernes, 10 de junio de 2016

Prosa poética: Decisión


DECISIÓN

El canario lleva mucho tiempo enjaulado. Encerrado en esa prisión de oro, ahí parecía tener de todo. No le faltaba de nada y, después de tantos meses, ya estaba acostumbrado a estar recluido; pero se le hacían eternos los días en los que miraba a través de la rejilla la rosa de un rosal que trepaba por el muro exterior del edificio. De vez en cuando, le cerraban la ventana y le arrebataban tan hermosa imagen. Simplemente permanecía imperturbable paciente a que la volvieran a abrir para seguir admirándola.
 
Llegado un día, su alcaide se dejó la puerta de su celda entreabierta. Se acercó hacia la salida, empujando la puerta, y percibió lo grande que era el mundo, y lo pequeño que era él. Se alejó a saltos del hueco y se escondió en su nicho como si hubiera probado el fruto del árbol prohibido. Fijamente se quedaba viendo la abertura y no podía salir, aunque sus diminutas patas y alas conspiraban contra aquella extraña fuerza que le retenía para salir y sentirse libre. Por la ventana entró una corriente de viento y las cortinas se movieron como si de una danza se tratase. El canario desvió su mirada, llamado la atención, y volvió a ver a su rosa, bañada en el rocío y luz tempranas con ese aura dorada. El pájaro, presuroso, venció las cadenas que le retenían y voló hacia la ventana. Voló hacia su rosal, hacia su rosa con determinación. Llegó hasta su objetivo y la contempló más de cerca, una rosa abierta, roja y vio una más que antes no podía, otra rosa roja entrelazada a ella, a un lado abriéndose.

Hay quien dice que este pájaro
Murió entre las espinas del rosal,
Al no poder haber salido.
Otros, que ni siquiera salió de su nicho.
Mas, yo creo, que emprendió el vuelo.

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